jueves, 14 de junio de 2007

PSICOSOMATICO TRANSTORNOS
Existen muchos estudios que demuestran que un trastorno psicológico nos puede llevar a desarrollar una enfermedad física padeciendo incluso muchos de sus síntomas. El Manual de la Asociación Americana de Psiquiatría mantiene la idea de que los factores psicológicos pueden influir de forma significativa sobre el inicio y curso de cualquier trastorno orgánico.

Los trastornos de este tipo se originan y mantienen debido a una causa psicógena.

La base pues de una enfermedad psicosomática y su cura es la relación entre el médico–paciente, su diálogo y cooperación.

Existen seis tipos de factores psicológicos que pueden influir en un estado médico por diagnosticar:

Los trastornos mentales, síntomas psicológicos, rasgos de personalidad o estilos de afrontamiento, conductas desadaptativas relacionadas con la salud, respuestas fisiológicas asociadas al estrés y otros factores no especificados que pueden inducir efectos adversos sobre un tratamiento como factores culturales, etc.

Estos factores pueden afectar significativamente al curso o tratamiento de una condición médica general. Por ejemplo, los síntomas de ansiedad afectan de forma negativa al curso de asma y de la úlcera. O por ejemplo, una persona con alto rasgo de hostilidad presenta un alto riesgo para la cardiopatía isquémica.

Hay que dejar clara una distinción; una condición médica general implica habitualmente que existe una patología orgánica demostrable y esto no debe confundirse con los llamados trastornos somatoformes que se caracterizan por la presencia de factores psicológicos junto con síntomas físicos pero no existe una condición médica general a partir de la cual puedan explicarse completamente estos síntomas físicos.

Quizás hemos oído hablar de un embarazo psicológico o de hipocondría, estos términos se asocian a trastornos psicosomáticos y quizás debemos englobarlos más dentro de los trastornos somatoformes.

Hay que tener en cuenta que los síntomas que sufre una persona bajo este trastorno no son en absoluto fingidos, sus síntomas físicos no se encuentran bajo el control voluntario del sujeto.

La característica común del grupo de los trastornos somatoformes es la presencia de síntomas físicos que sugieren una condición médica general y que no son explicados únicamente por una condición médica, por efectos directos de una sustancia o por otro trastorno mental. Los síntomas causan angustia o deterioro elevado a nivel social, laboral…

En algunos de estos trastornos hay una pérdida real o una alteración del funcionamiento físico, y esto dificulta mucho a la hora de distinguirlo de los problemas que tienen realmente un origen orgánico.

El desencadenante en trastornos somatoformes y en trastornos psicosomáticos es psicológico en ambos y en ambos existen síntomas físicos y eso hace difícil al psicólogo distinguir a priori, pero su diferencia está en que en los trastornos psicosomáticos existe una lesión en el sistema fisiológico correspondiente, en cambio en los trastornos somatoformes no se puede demostrar una patología orgánica o un proceso patofisiológico conocido

Sinapsis y comunicación entre neuronas.
Una sinapsis está constituida por la terminal de una neurona llamada emisora, la parte de la membrana de otra neurona, llamada receptora con la que casi hace contacto la terminal, y una señal que es la responsable de la transmisión de la información.
Esa señal está conformada por pequeñas moléculas químicas que reciben el nombre de neurotrasmisores.
Se conocen varias familias de ellos, que se pueden agrupar en tres: aminas biológicas como la acetilcolina, la serotonina o la dopamina; algunos aminoácidos como el ácido gamma-aminobutírico, la glicina o el ácido glutámico; y péptidos o cadenas de aminoácidos como las encefalinas y porciones de hormonas.
Estos neurotrasmisores son sustancias químicas ubicuas en la naturaleza, pero sólo en el tejido nervioso se convierten en moléculas semioquímicas, es decir, en moléculas que acarrean información.
La neurona que envía la información está capacitada para sintetizar y liberar al neurotrasmisor a un espacio sellado que facilita que el trasmisor llegue a sitios especializados de la membrana de la neurona que recibe la señal y que reconocen al trasmisor y decodifican el mensaje: se trata de los receptores sinápticos.
Estas estructuras son proteínas de la membrana que funcionan como minúsculas cerraduras que admiten sólo una forma de llave para accionar la cerradura. Como sucede con la información binaria de la computadora en la que el mensaje está codificado por unos o ceros, la llave-neurotrasmisor sólo puede tener dos efectos inmediatos sobre la cerradura-receptor: o la neurona receptora se excita y trasmite la información o se inhibe y la bloquea.

La irradiación y la transmisión de información a través de las neuronas sucede gracias a los potenciales eléctricos que recorren la membrana y que obedecen a la propagación de ondas eléctricas que se forman por la salida o entrada, a través de la membrana, de iones de sodio, potasio y cloro que están cargados eléctricamente, con lo cual la célula y sus prolongaciones se comportan como un cable.

Pero todo esto no explica más que el fundamento de la organización nerviosa. El cerebro, dotado de esta maquinaria fisicoquímica de información cuyas propiedades son similares en todos sus sectores, tiene una arquitectura que organiza sus elementos neuronales de manera intrincada y exquisita, bastante distinta en sus partes. Los diferentes tipos de neuronas están organizados sea en cúmulos celulares o en capas.

Las zonas superficiales del cerebro, como la corteza cerebral, que es la arrugada superficie que lo distingue, o la corteza del cerebelo, tienen un arreglo horizontal de varias capas constituidas por tipos específicos de neuronas y un arreglo vertical formado por columnas de fibras que conectan a las células en una infinidad de circuitos de uniones extraordinariamente precisas. Las zonas más especializadas de la corteza cerebral, como aquellas en las que se recibe la información visual o la que se encarga de los movimientos corporales, tienen una organizacion particularmente elaborada y compleja.
En suma, las neuronas se agrupan en sistemas multineuronales perfectamente estructurados en su arreglo espacial, específicamente interconectados por dendritas y axones y particularmente definidos por la naturaleza química de sus contactos sinápticos.
Es así que la mente y la conducta tienen como fundamento material una morfología particularmente intrincada. Ahora bien, sobre la base del lenguaje sináptico y de la exquisita e intrincada arquitectura, los sistemas neuronales operan mediante pautas espacio-temporales de actividad. Pensemos en cada neurona de la red como el instrumento de una orquesta o la voz individual en un coro. Según su disposición espacial y la naturaleza de la sinapsis involucrada estos sistemas interneuronales pueden procesar distintos tipos de melodías.
Las neuronas son exquisitamente sensibles a un tipo de información particular. Las neuronas de la zona visual sólo descargan ante un estímulo muy especifico del campo visual, como podría ser una línea en determinado ángulo.
Otros miembros de la orquesta visual descargan en respuesta a otras características, como el color, la textura o la forma y entre todos ellos interpretan una melodía final, la cual suponemos, corresponde a la experiencia de ver.
Otras orquestas situadas en otros sectores tocan la melodía del oír, del recuerdo, del ensueño, de la agresión, de la vergüenza, de la creencia. Por lo que sabemos, algunas orquestas están especializadas en un solo tipo de melodía, o sea de información, como la visual, la auditiva o la motora, pero otras tienen un repertorio más amplio y melodías similares pueden ser ejecutadas por diversos grupos de neuronas.
NEUROCIENCIAS
DOS notorias fronteras de la investigación científica fundamental avanzan a gran velocidad y ofrecen resultados crecientemente fascinantes: la astronomía y las ciencias cerebrales o neurociencias.
Estas últimas constituyen un ejemplo acabado de lo que podríamos denominar una transdisciplina, es decir, la interacción de diversas especialidades que operan en los distintos niveles de organización de la realidad (molecular, celular, tisular, orgánico, organísmico) para entender integralmente la función del sistema natural biológico más complejo que conocemos: el cerebro.
Ahora bien, ¿cuál es esa función que las neurociencias intentan comprender? Se trata, nada menos, que de penetrar el misterio de la relación entre la mente, la conducta y la actividad propia del tejido nervioso.
Es decir, se trata de desentrañar la manera como la actividad del cerebro se relaciona con la psique y el comportamiento, las dos manifestaciones que constituyen el tema de estudio de la psicología.
Por ejemplo, se supone que existe una huella cerebral en la que se halla inscrita la memoria, o mejor dicho, cada recuerdo específico.
Otras huellas deberán ser responsables, al activarse, de conductas como la agresión, el sexo, la alimentación o el habla. Unas más serían la contraparte de experiencias subjetivas como la percepción, la imaginación, el pensamiento, la emoción o el ensueño. La pregunta, entonces, se refiere a la naturaleza de estas huellas. Para abordarla debemos esbozar de manera general cómo funciona el cerebro.

Los elementos funcionales fundamentales del cerebro son las neuronas, células especializadas en el manejo de la información. Las neuronas tienen como principal característica la excitabilidad.

Son células dotadas de múltiples prolongaciones ramificadas, llamadas dendritas, por las que reciben información, y de una prolongación larga, llamada axón, que se ramifica y la conecta hacia otras neuronas. Podemos calcular que una neurona recibe información directa de varios miles de neuronas y envía información a otras tantas.
El número de neuronas de un cerebro humano probablemente se sitúe por los 100 000 millones, un número similar al de las estrellas en una galaxia normal, como nuestra Vía Láctea.
Ahora bien, el número de unidades de información del cerebro es mucho mayor debido precisamente al número de contactos que se establecen entre las neuronas y que hemos dicho que es de varios miles por unidad, con lo cual tenemos al menos 10 billones de contactos que constituyen, para usar una analogía en boga, otros tantos bits de información.
Es así que la unidad fundamental del cerebro es la neurona desde el punto de vista estructural, y el contacto entre neuronas desde el punto de vista informacional. A ese contacto se le llama sinapsis.
PSICOSOMATICO
Actualmente los ambulatorios están saturados.
Muchos de los pacientes que acuden a sus centros de salud, reciben una atención fallida. ¿Fallida por qué? Porque la medicina atiende todo aquello relacionado con lo orgánico, y desconoce o no puede atender lo relacionado con lo psíquico.
Abordar la psicosomático parece más una cuestión de moda que científica.
Lo psíquico juega un papel inevitable y obviarlo es descuidar aspectos fundamentales del paciente y de la génesis de la enfermedad.

El término psicosomático, según lo define la medicina, tiene muy poca precisión: proceso psíquico que tiene influencia en lo somático.
Según un ejemplo citado en el libro "Psicoanálisis y Medicina", podríamos preguntarnos lo siguiente: ¿ruborizarse no es acaso un hecho psíquico que produce un cambio somático visible, aunque transitorio?
La medicina científica, aunque reconoce la importancia de los procesos emocionales en la aparición y desarrollo de la enfermedad, descartó la investigación en este campo por considerar que dichos factores son variables imposibles de estudiar metodológicamente.
La Escuela de Chicago, establece siete enfermedades psicosomáticas: hipertensión arterial, úlcera péptica, neurodermatitis, colitis ulcerosa, tirotoxicosis, artritis reumatoide y asma bronquial.
Enfermedades cuyo único pronóstico por parte de la medicina, es que la enfermedad acompañará al sujeto todos los días de su vida, algo así como una sentencia o como un matrimonio sin posibilidad de divorcio.
El psicosomático utiliza frases cerradas que lo define: "soy ulceroso", "soy asmático", él es la enfermedad y como no puede expresar una ambivalencia afectiva, la expresa en el cuerpo.
A la pregunta "¿qué me va a pasar?" no hay que contestar, hay que dejarla abierta para que el enfermo asocie libremente.
Desde el psicoanálisis se puede construir un nuevo sujeto, que no necesita lesionar sus órganos para hablar. Una vez que el sujeto está en análisis, se modifica la manera de relacionarse con el mundo.
¿Sabías que...?- Los especialistas consideran que el estado de ánimo es un factor clave en la aparición y el desarrollo del cáncer.
-Clásicamente se ha descrito al psicosomático como un sujeto con grandes ambiciones y poca capacidad de trabajo.
-La medicina psicosomática pone en contacto el psicoanálisis y la medicina. Establece una nueva concepción de la enfermedad donde se muestra la interacción del cuerpo y la mente.
-La identificación con otro ser viviente es lo que permite que el propio cuerpo encuentre su lugar. En el enfermo psicosomático lo que falla es algo que tiene que ver con ese proceso primario de identificación.
-El enfermo psicosomático es aquel que evita el trabajo psíquico, el trabajo del lenguaje.
- El Psicosomático conversa mudo con "su úlcera", el hipertenso no pudo expresar una rabia contenida, el obeso tiene miedo al hambre, el alérgico desea no disfrutar.
-El paciente psicosomático puede llegar a la frase "nunca pasa nada", que repite con frecuencia, una vez que entra en análisis, va encontrando las palabras para decir lo que le pasa, porque es evidente que algo le pasa.
Un afecto, que al no poder ser transformado en palabras, conversado, se expresa como inervación somática, y puede producir una transformación corporal, anatómica.