lunes, 7 de mayo de 2007

Aprender a reírse
Un niño sano ríe 300 veces al día. Sin embargo, a medida que crecemos y nos vamos llenando de recuerdos serios, la risa es cada vez más costosa.
Como cualquier otro ejercicio, necesita ser practicado: cuánto más nos reímos más fácil es luego provocar la risa y viceversa.
Además, a reír se aprende.

En las escuelas de risa enseñan que las técnicas deben estar orientadas a reírse de la situación de los demás y también de la propia.

"Es importante saber reírte con los demás, no de los demás, y aprender a sacar lo mejor de tu risa. En ocasiones, con tan sólo un par de sesiones, una persona puede conocer aspectos de su risa que le pueden ayudar para el resto de la vida".

Hay que tener en cuenta que los profesores no son humoristas, sino técnicos.

Un humorista busca provocar la risa con un chiste o una situación;

los técnicos nos enseñan a reír de la mejor forma posible sin esperar algo gracioso para hacerlo, y se preparan y estudian para ello

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